Este país está peor de lo que podía imaginar.
El conflicto del campo parece no tener fin.
Además eso conlleva problemas económicos graves que se tapan con las marchas y mas marchas. Carpas y mas carpas. ¡Un cachivache!
Seguimos decreciendo. Nadie dice los números reales y todo está teñido del color de las protestas. Pan y circo.
Cuando el proyecto de ley fue al Congreso, imaginé un país maduro, un pueblo que aprendía de sus errores.
Hoy, no sé qué pensar.
El estrés de ser argentino no se toma una pausa.
viernes, 11 de julio de 2008
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