lunes, 30 de junio de 2008

Salí un rato de la historia

Una bronquitis, el martes a la noche, me volteó en cama, con 39 grados de fiebre y, sin preguntarme, me sacó de la historia.

Existen hechos que nos hacen parar y pensar.

Quedarse fuera, tiene sus bémoles:

La falta de fuerza, nos dejamos llevar; nuestro cuerpo reclama y escuchamos.

Después, mezcla de desgano y dolor, nos envuelven en una nebulosa de aislamiento.

Unos días después, casi al borde de la depresión, nos damos cuenta de que nos sacaron de la historia. Y, sin nosotros, la cosa continúa igual.

La terrible pregunta que se nos plantea es: ¿nosotros queremos seguir?

Horas dedicadas a lo que nos gusta, nos disgusta, nos preocupa, nos ocupa, nos apasionada y nos desvela.

Hasta que la enfermedad se diluye y volvemos a ser persona. Y, de a poco, los interrogantes, las reflexiones, los pedidos, se vuelven a mezclar con el cotidiano y singular trajinar diario.
Con suerte, algo nos queda y un poco cambiamos.
Y, si no, debemos esperar la próxima...

Cuando un hecho fortuito (si quieren crean que esa es la palabra), nos vuelva a sacar de la historia.

No hay comentarios: