Aunque los olores repugnantes,
me oprimen el pecho,
mi instinto más primitivo,
se tienta a reconocerlos.
Aunque las inmundicias lacerantes,
me producen arcadas,
mi impulso colérico,
se involucra hasta lastimarme.
Aunque tus miserias dolorosas,
me ajan de a pedazos,
mi espíritu masoquista,
se queda a tu lado.
martes, 18 de diciembre de 2007
(Nunca me creí poeta)
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