lunes, 17 de diciembre de 2007

Un fin de semana para compartir

El sábado a la noche fuimos a escuchar a Botafogo a Velma café en Palermo Hollywood. Marcelo, Pablo, Matías y dos amigos de ellos. Les recomiendo este espectáculo. Músicos del "carajo". De Botafogo no hace falta agregar nada, todos sabemos lo que puede hacer con la guitarra. La baterista, el bajo, la otra guitarra, teclado, las voces. Todos estuvieron a su altura. Es para llenar el espíritu. ¡Increíble! Lo recomiendo, no se lo pierdan.


El domingo, a las 18.30 hs, fui con Pablo a La Trastienda a retirar las entradas para ir al show de Serrat y Sabina en la cancha de Boca. Como era temprano paseamos por San Telmo. Los domingos varias calles se hacen peatonales. Extranjeros, artesanos, músicos, vendedores ambulantes, cartoneros, jóvenes, viejos, clásicos, extravagantes, bohemios, lo esperado, lo inaudito. Todos se dan cita. Tarde porteña.


En una esquina había una estatua viviente, representaba al fauno. Excelente. Había cuidado cada detalle, su cara llena de tierra pegada, sus pies tenían pasto. La capa, los cuernos. Pido disculpas sigo sin la cámara. Prometo volver para retratarlo. Puse una moneda en su sombrero y me dio las gracias estirando su mano. Se la tomé y le contesté: "gracias a vos". El arte me provoca emoción, las únicas palabras que puedo pronunciar son de agradacimiento.


Después nos encontramos con músicos callejeros, formidables y contagiosos. Nos tentamos con los artesanos hay puestos de todo tipo de artesanías. Cualquier cosa que buscás, encontrás. Además de los tradicionales negocios de antiguedades.

Nos cruzamos con la murga "Caprichosos de San Telmo", dándole colorido y mucha alegría al lugar.


Como todavía nos quedaba tiempo, entramos en el "Sr. Telmo", donde tomamos café, comimos un tostado y seguíamos disfrutando de la disparidad de gente que paseaba como nosotros. De pronto escuchamos un ruido ensordecedor, parecía una estampida.

Eran los percusionistas de "La bomba de tiempo". Otro momento glorioso.

Nos fuimos para el recital con ganas de volver a San Telmo un domingo a la tarde.

Por último Sabina y Serrat, Serrat y Sabina. Calidez, gracia, salero. Un dúo compatible. Voces perfectamente ensambladas.

Casi tres horas de canciones con un buen sonido (casi siempre falla en los recitales). Nostalgia, sonrisas, aplausos, coro a viva voz del público. Los recuerdos se superponían a borbotones en mi cabeza. Un regocijo de buena onda.

Tenía muchas ganas de ir y estoy contenta de haberlo hecho.



La verdad soy "una mujer en busca de expresión", (como dice Victoria Ocampo) y no debo permitirme alejarme mucho de mi parte bohemia y artista porque cuando me conecto con ese lado de mí, me siento mas viva.

No hay comentarios: