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miércoles, 13 de agosto de 2008

"Del amor y otros demonios"

Aun las monjas más rígidas escapaban de la clausura después del toque de queda, y se iban en grupos de dos o tres para hablar con Sierva María. Ella las recibió con las uñas, pero pronto aprendió a manejarlas según el humor de cada quien y de cada anoche. Una pretensión frecuente era que les sirviera de estafeta con el diablo para pedirle favores imposibles. Sierva María imitaba voces de ultratumba, voces de degollados, voces de engendros satánicos, y muchas se creyeron sus picardías y las sentaron como ciertas en las actas. Una patrulla de monjas travestidas asaltaron la celda una mala noche, amordazaron a Sierva María y la despojaron de sus collares sagrados. Fue una victoria efímera. En las prisas de la huida, la comandante del atraco dio un traspié en las escaleras oscuras y se fracturó el cráneo. Sus compañeras no tuvieron un instante de paz mientras no devolvieron a su dueña los collares robados. Nadie volvió a perturbar las noches de las celdas.

Gabriel García Márquez

Los ángeles y demonios...


...deambulan entre el abismo y el infinito



"No me desampares ni de noche ni de día"

La risa del ángel no es risa de campanas,
suena como un violín desafinado.
la risa del ángel es otro disfraz;
el disfraz de un llanto disimulado muy lejos,
quizás muy alto, en algún rincón del cielo
del tiempo.
El rincón donde ponen a los ángeles en penitencia.

Los ojos del ángel están húmedos,
velados; sus dedos amarillentos de
nicotina y uñas sucias debajo del barniz
escarlata descascarado se curvan
alrededor del vaso de whisky. Los chicos
no pueden tomar whisky, los ángeles sí, parece.

Eduardo Gudiño Kieffer

En el baldío

Las garras de un terrible ser,
desplumaban un ángel en el cielo,
desde aquí lo vi caer,
hacia el baldío de los misterios,
yo corrí desesperado,
sentí el ardor de una herida abierta,
estaba el ángel ahí tirado
y en sus ojos habló las tristezas.

La Renga