martes, 3 de febrero de 2009

Esa tela mágica

VI

A Celina la ahogaba la situación. La vieja, el encierro, el deterioro. La angustia sofocante de la impotencia le daba palpitaciones. La tarde nublada de otoño amenazaba lluvia, no le importó, Decidió dar una vuelta a la manzana. Necesitaba aire fresco. Buscó su uniforme y alpargatas, todo negro, como su estado de ánimo.
Caminó lentamente por la cuadra del bar. Olía tan rico. No tomaba café porque a doña Ana le caía mal entonces no compraba, y en la casa del pueblo, tampoco había porque era caro y provocaba perturbaciones mentales. "El café la puede llevar a pensar cosas sucias", la abuela era inapelable.
El aroma era muy fuerte, la embriagaba, decidió pararse en la esquina de enfrente para saborearlo. Ahí, donde estaba el quiosco de flores. Repleto de ramos armados con moños, de varios colores y formas. Emocionaba el perfume del café mezclado con el de los pimpollos de rosas.
La niebla estaba baja, dándole al cuadro un carácter espectral muy sugestivo. No había gente. El florista sentado dentro del kiosco leía; el bar tenía la puerta cerrada, el vidrio empañado no permitía ver bien quiénes estaban adentro. La imagen variaba en tonos plomizos, lo más oscuro era el uniforme de Celina que llamaba la atención de tan renegrido. Un gato pasó rozándole las piernas, incitándola a que se dejara llevar por las vibraciones que empezaban a inmiscuirse en su cuerpo.
Junto al gato, comenzaron los sonidos de la cortada, la calleja de tono gris.
Esta noche, amiga mía,
Con el alcohol nos embriagamos;
Qué me importa que se rían
Y nos llamen los mareados.
Caminó, casi sin apoyar los pies, intentando no hacer ruido. Quería pasar inadvertida. Cuando llegó a la otra esquina miró para arriba y el salón estaba vacío. ¿De dónde vendría la música?
Incitante emanación de café, flores blancas, el tango "Los mareados". Las calles continuaban desiertas, una paloma con fuerte aleteo voló sobre ella, después se paró sobre el techo puntiagudo de una garita en desuso. Al ver al pájaro, inadecuadamente se metió en la casilla donde antes, en otra época, había alguien que vigilaba el barrio. Ahora tenían seguridad más sofisticada. Cerró la puerta y se escondió, asomando los ojos para espiar.
Sentía un calor agobiante. Desabrochó su uniforme prolijamente permitiendo que asomara su enagua amarillenta y raída, descubriendo su cuerpo delgado y espléndidamente formado. Desnudo. ¿Será una manera de sentirme libre?
Se sentó sobre la banqueta rota. Vio papeles ilegibles. Estaban sujetos con chinches oxidadas sobre las paredes de listones de madera. ¡Qué insoportable hedor a rancio!
Cada cual tiene sus penas
Y nosotros las tenemos.
Esta noche beberemos
Porque ya no volveremos a vernos más...
Estoy recostada sobre un establo, cubierto de bálagos con un vestido largo suelto, con lunares de color amarillo, un sombrero de paja. Adoro mi cuerpo, está proporcionado, caliente, bronceado por el sol del campo. Imagino que llegás con un caballo negro azabache y tu traje a rayas. Hago que duermo la siesta, quietecita pero muy dispuesta. Siento tus pisadas. Te espero con los ojos cerrados. Huele a sudor, a trabajo. Estás a mi lado, te recostás mirándome. Silencio. Quiero tocarte pero prefiero que lo hagas vos primero. Aspiro perfume a flores silvestres, veo pétalos que parecen descender desde el techo, llenando el cubículo.
Hoy vas a entrar en mi pasado,
En el pasado de mi vida.
Tres cosas lleva mi alma herida:
Amor, pesar, dolor.
Siento tus manos ásperas sobre mis muslos, me acariciás en forma lenta y firme. Abro los ojos y te veo con los párpados cerrados. Vuelvo a cerrar los ojos, te incorporás en cuclillas, me das vuelta, me dejas boca hacia arriba, estiro los brazos hacia atrás. Recorrés mi cuerpo debajo del vestido. Escucho el ruido al cinturón, y al pantalón que cae sobre el piso. Siento tu talento sobre mis piernas y tus manos sobre mi cuello.
Hoy vas a entrar en mi pasado,
Hoy nuevas sendas tomaremos,
¡Qué grande ha sido nuestro amor
Y, sin embargo, ay, mirá lo que quedó!
Un relámpago interrumpió la música, el ruido ensordecedor del trueno hizo temblar la casilla. Celina, abrió los ojos, se sentía melancólica. Desconsuelo atrapado en su cuerpo tocado, desvestido y abandonado. Se puso el uniforme, miró que no hubiera nadie y salió.
Al pisar la vereda, su alpargata negra se encontró con un hermoso ramo de flores con un moño azul y una tarjeta que decía: "Yo también te vi. Te escuché, vine a rescatarte. Ya sos mía".

Celina entró a la casa y se encontró con doña Ana.
- ¿Qué hacés, Celina, con ese ramillete de margaritas machucadas?
- Las compré en el quiosco de la esquina, como a usted le gustan tanto.
- Llevale la mitad a tu abuela, hace rato que está preguntando por vos.

5 comentarios:

Abril Lech dijo...

¡Pobre Celina!
¿La próxima vez?

¡esto es todo un capitulo o apenas parte de él?
¿Cuándo el libro?

Besos!

Napi and Lisa Murphy dijo...

Bebías
y en el fragor del champán,
loca, reías por no llorar...


Además de las constantes citas,
se masca el ambiente caluroso y bañado en endorfinas,
espíritu de tango a cada palabra.
¡Qué lindo describes, AlmaGrace!
Gracias

[Uno de los pocos tangos que conozco, ¡che, qué suerte!]

Grace dijo...

Gracias a los dos.
Esa novela la escribí hace unos años, bajo la tutela de Eduardo Gudiño Kieffer.
Un gran recuerdo, un buen trabajo.
Es un capítulo.
El clima de la misma es así como dice Licher.
Y, ya que no sabes otro, te voy a enseñar un tango mas.

Besos. Abril.
Estoy atrasada en leer y postear.
Ya lo haré pero se complica.
Besos.

Napi and Lisa Murphy dijo...

Bueno conozco alguno más,
de los tópicos de Anibal Troilo
y Carlos Gardel, pero no mucho.
Así que espero sugerencias.
Mientras tanto, y a cambio,
echa un vistazo a esta mezcla de acá y allá como es Martiro, ¿la conoces? es de Sevilla y tiene su cosa . . .
escucha su versión de "Volver"
http://www.goear.com/listen.php?v=4821299

Y acá tienes
[tenés, supongo que irá más acorde]
una listita para oír de esta mujer,
que se ha especializado en versiones jazz de "coplas" "boleros" y "Tangos".
A mí, rockero de pro, me ha reconciliado con la música de mis padres, a ver si te gusta.

http://www.goear.com/files/externalpl.swf?file=2728d95"

PD.- Disculpa mi monomanía.
Lo mío con la música debe de ser algo kármico o genéco, una de dos, porque no paro con ella, ¡¡¡toda mi vida oyendo cosas!!!
Un saludo

Grace dijo...

Es bueno eso, porque me encanta que me sugieras nuevas versiones para escuchar.
Prometo escucharlo y después te diré.
Besos.