sábado, 3 de enero de 2009

ENERO (sin playa, por ahora)

Un enero diferente.
Después de muchos años, no pasé el 31 en la playa, ni tampoco estoy allá.
Estoy dispuesta a enfrentar el calor de Buenos Aires.
Tengo pileta, parque, vivo a casi 30 km de la capital, pero mi cuerpo está acostumbrado a irse, a conectarse con el mar. Me cuesta dejar de pensar. Al estar en el mismo lugar de siempre, la mente sigue trabajando.
Para mi enero es un mes que le dedico a la planificación y a la creatividad. Leo mucho, escribo mucho, mi cuerpo y alma se armonizan y hago una planificación para el año.
Todavía no conseguí ninguna de esas cosas.
Mi cuerpo está dolorido del estrés, mi mente no para, y la creatividad no sé si alguna vez la tuve.
Hoy empecé con el primer libro del verano. Leí poco pero, como decía un profesor de matemática, "obra empezada, medio terminada".
Parece una gran queja, no lo es. Es una realidad. Tengo que lograr establecer mi armonía en la gran ciudad.
Dejé muchas cosas para hacer durante las vacaciones. Si me hubiera ido, no haría ninguna. Al quedarme siento la obligación de hacerlas. Es complicada la situación. Pero no por eso atractiva.
Todo desafío tiene algo mágico. Espero usar la magia para lograrlo.

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